Desde las pecas, lunares y cicatrices hasta color de piel, tipo de ceja o la forma de los ojos.
Son cosas tan simples y complejas a la vez, algunas veces nos hacen sentir tan poderosas y otras tan chiquitas.
Yo siempre fui la "niña gordibuena" esa que mientras unos criticaban por su peso de más, otros adoraban por la misma razón, sumándole mi mal carácter y mi exigencia hacia las personas con las que me relacionaba llegaron a decirme cosas como que, estando gorda no podía exigir tanto.
Durante muchos años me lo creí, creía que mi condición física no me dejaría hacer o ser lo que yo quería...
Todo comenzó desde que estaba en la primaria, teníamos que pasar al frente de la clase y decir que queríamos ser de grandes, "yo quiero ser bailarina de ballet" y una niña grito "las gordas nunca son bailarinas de ballet" , pero yo sabía que podía ser cualquier cosa que yo quisiera si trabajaba en ello, o al menos eso me decía mi papá siempre.
Fui una niña insegura desde que recuerdo, mis orejas demasiado grandes para mí, piernas grandes, caderas anchas y labios muy delgados, eran cosas que me acomplejan y he aprendido a querer.
Amarse a uno mismo no es fácil, pero es hermoso y realmente espero que todos aquellos que lleguen a leer esto hayan encontrado su chispa y descubierto el amor propio.
-linda
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